miércoles, 9 de marzo de 2011

PRINCIPIOS DE LA IGLESIA.



La Iglesia de hoy necesita de auténticos discípulos de Jesucristo para la proclamación valiente del Evangelio en palabras y hechos, al mundo de los últimos tiempos. Por otro lado, la sociedad actual clama por un mensaje de amor y unidad. Por ello nuestros principios fundacionales son los siguientes:

1. El Evangelio del Reino. El mensaje fundamental de Jesucristo es que Dios desea establecer Su gobierno sobre la vida de cada persona en esta Tierra; razón por la cual en la oración modelo nos enseñó a pedir “venga a nosotros Tu Reino”. Este Reino no es propio de este mundo sino del cielo y para poder acceder a él sólo tenemos que rendirnos a Su voluntad y creer que Jesucristo murió y resucitó por nosotros para ser Señor de nuestras vidas. El Evangelio del Reino es el mensaje que la I.C.D.J. asume como un solemne encargo del Señor.

2. Discipulado en el Cenáculo. El método utilizado por el Maestro fue escoger y llamar a un grupo de discípulos para capacitarlos en la doctrina, la oración, el amor al prójimo, la evangelización y la sanidad de las vidas. La formación de discípulos, de un modo personalizado y en la intimidad de un pequeño grupo en casa, es fundamental para el desarrollo futuro de la Iglesia. El Discipulado en el Cenáculo es el método de edificación por que, a imitación de Jesús, opta la I.C.D.J.

3. Multiplicación de Doce. Dar vida a otros, transferir conocimientos, actitudes, estilo, métodos, sanidad y todo lo que implica la vida de Cristo en nosotros, es multiplicación. En otras palabras, multiplicarse es dar a luz hijos espirituales. El máximo de personas que podemos humanamente llegar a formar o por los cuales podemos responsabilizarnos, teniendo en cuenta nuestras limitaciones humanas, es doce. Fue la cantidad de apóstoles que formó Jesús, nuestro Modelo, y por tanto no podemos aspirar a más sin caer en errores y vanidad. Él nos dio una medida y una aspiración: ser padres espirituales de un máximo de doce personas, de las cuales nos ocuparemos toda nuestra vida y por las que daremos la vida. La multiplicación de Doce es el método evangelizador por el cual opta la I.C.D.J.

4. Unidad de la Iglesia. En Su oración sacerdotal, nuestro Señor rogó por la unidad de Su Iglesia y en el Nuevo Testamento se exhorta a mantener esa unidad de la primera Iglesia. El fenómeno denominacional aún no existía. Siempre el deseo del Espíritu Santo ha sido la unidad de todos los cristianos. El impacto del Evangelio sería mayor si los cristianos buscáramos vivir la tolerancia y aceptación de la diversidad de cultos, tradiciones, formas, estilos e interpretaciones teológicas. Enfatizar aquello que nos unifica y no nuestras diferencias, es el espíritu ecuménico que vivimos y enseñamos. Hay muchas personas que no creen en el mensaje del Evangelio, por causa de la separación de los cristianos. La Unidad de la Iglesia es uno de los cuatro principios fundamentales de la I.C.D.J.


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